A caballo entre dos siglos, Goya fue un pintor tan profuso y original que bien puede afirmarse que no sólo cierra con broche de oro el elegante arte dieciocheno, sino que anticipa la libertad creativa que adoptarían los creadores románticos y anuncia las innovaciones formales del impresionismo y del expresionismo, a la vez que remite por su versatilidad a los grandes maestros de la pintura, como Velázquez y Rembrandt, y prefigura, en su paleta y en la fantasía desbordada de sus dibujos y grabados, la fiereza de grandes artistas del siglo XX, como Otto Dix, Pablo Picasso o Francis Bacon.
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